"Asomado a tu balcón,
decidistes enseñarme tu mundo"
Ronda. El balcón abierto. Asomado. Con el cuerpo lleno de ti. Dulcemente cansado.
Te decidistes valiente a enseñarme Tu Mundo, sin pausa, con tu cadencia, sin prisas.
Me cogistes de la mano sigilósamente, cauta, atándome al silencio de tus pasos.
Me mostrastes el color del viento y la dulzura de las nubes, la profundidad de las caricias.
La suavidad de tus palabras, el dulce eco de tu deseo retumba en mi, lejos del Tajo.